domingo, 30 de septiembre de 2012

VASILI ARKHIPOV: EL HOMBRE QUE EVITÓ UNA GUERRA NUCLEAR

Vasili Arkhipov salvó al mundo de una catastrófica guerra nuclear y sin embargo, murió humillado y marginado, aunque un nuevo documental recientemente exhibido por televisión logra reivindicar su figura, al demostrar cómo hace 50 años, el casi desconocido  submarinista soviético, sin ayuda ni apoyo de nadie, evitó la Tercera Guerra Mundial.
Durante la crísis de los misiles de Cuba, en octubre de 1962, y por trece días, el mundo contuvo la respiración cuando la URSS y los EE.UU. estuvieron al borde de la guerra nuclear.
En el apogeo de la Guerra Fría, cuando la paranoia en ambos lados implicaba que la más mínima provocación podía desatar una guerra nuclear, cuatro submarinos soviéticos zarparon secretamente de Rusia con rumbo a la Cuba comunista, y dentro de la nave, sólo un puñado de oficiales sabían que transportaban armas nucleares, cada una de ellas con la fuerza de las bombas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki en 1945.
Vasili Arkhipov, a bordo del submarino B59, era uno de ellos.
A medida que su nave se acercaba a Cuba, helicópteros estadounidenses, aviones y barcos de guerra que estaban recorriendo el océano los detectaron y se vieron obligados a realizar una inmersión de emergencia.
Durante una semana permanecieron bajo el agua bajo un sofocante calor de 60 grados, y a medida que el tiempo pasaba, se iba haciendo  más difícil permanecer ocultos, ya que las condiciones dentro de la nave se iban deteriorando.
Sobre ellos, la Marina de EE.UU. estaba "cazando por agotamiento",  tratando de forzar a los soviéticos a salir a la superficie para recargar sus baterías mediante una tortura pasiva.
No tenían ni idea de que estos submarinos llevaban armas capaces de destruir la flota americana completa.
Los estadounidenses decidieron aumentar la presión, y dejaron caer granadas de advertencia en el mar, lo cual llevó a los submarinistas soviéticos a  pensar que estaban siendo atacados.
Valentin Savitsky, el capitán del B59, estaba convencido de la guerra nuclear ya había comenzado y exigió lanzar sus torpedos para salvar el orgullo ruso.
En circunstancias normales, las órdenes de  Savitsky habrían sido seguidas sin dudar y consecuentemente habrían desatado la tercer guerra mundial, pero en este caso, dada la especial carga que se transportaba, la palabra final la tenía Vasili Arkhipov, comandante de la flota, y éste, pese a que sus hombres estaban en su contra, insistió en vetar la orden y no disparar, y en su lugar rendirse a los estadounidenses.
Fue un movimiento humillante... pero uno que salvó al mundo.
Los submarinos soviéticos se vieron obligados a regresar a su Rusia natal, donde se les dio lo opuesto de bienvenida de un héroe.
En aquél contexto, los rusos juzgaron que antes de rendirse humillantemente, habría sido preferible hundirse con su submarino.
Pasaron los años y ahora la historia reivindica lo que realmente sucedió en el B59, pero ya  Arkipov está  muerto, y sólo su viuda, Olga, que siempre lo creyó un héroe, pudo ver recuperado su honor.
LA ESPOSA DE VASILI ARKHIPOV

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